Ser héroe consiste en ser uno, uno mismo.
José Ortega y Gasset
Dentro de mi mundo ordinario en el cual actúo y me muevo, viviendo en una situación confortable, he sido visitado por heraldos (no ficticios, ni literarios como el dios Hermes o T.R. Devlin. Sino más bien de mi propia conciencia y circunstancias) que me han adentrado a mundos desconocidos, exóticos, especiales; donde se me han presentado retos y problemas. Aunque no siempre he aceptado el llamado a la aventura con ánimo, sino que al principio lo he rechazado como Moisés, Neo o Bilbo Bolson. Sin embargo, he encontrado mentores sabios y protectores que me han guiado a través de las zonas desconocidas, donde me prueban, me enseñan y me otorgan confianza en la aventura de mi vida, en la cual cruzo por umbrales reconociendo aliados y enemigos sufriendo calvarios, obteniendo recompensas para tomar el camino de regreso; aunque algunas veces me siento acorralado como Nathaniel en el río (En el último de los Mohicanos).
En la vida y en mi mundo, debo
surgir y renacer como el ave fénix, con un nuevo entendimiento, con una experiencia
del mundo especial, porque no soy el mismo y me transformo para siempre. Este
es un factor unificador del “Monomito”
porqué he sido el héroe de las mil y un caras, el primer viaje que
realicé comenzó con mi nacimiento y el último culminará cuando no vuelva a
abrir los ojos. Mi calvario fue la superación de los obstáculos y mi
resurrección será la compilación de mis recuerdos que dejaré a todos aquellos
que me conocieron.