Tengo ante mí la posibilidad de moldear mi existencia,
refiriéndome a Kierkegaard: Si quiero ser alguien, tengo que ser yo mismo
porque aún no he alcanzado la determinación que anhelo para modificar lo que
soy y definir mi ser en el mundo para hacerme concreto interiorizándome en la
síntesis del yo en lo finito e infinito, lo que limita y lo que amplifica.
Me encuentro frente a mis límites: la muerte que aun en su
omnipresencia no me impide trascender porque mi auténtica originalidad reafirma
mi cualidad de ser yo mismo, porque no soy uno más del montón, no soy un
número, ni vivo limitado a los ídolos. Mi realización se sopesa entre la finitud
e infinitud balanceándome entre la mezquindad y la fantasía.
Procedo conforme a mis experiencias y elijo la ruta de mi
existencia que constituye mi proyecto de vida con mis posibilidades y
quehaceres porque soy un ser con historia que realizo mi historia y a mí mismo.
En alguna parte de mí siento la angustia porque me comprometo
y me doy cuenta de que no puedo escapar de mi profunda responsabilidad, ni de
mis circunstancias en las cuales estoy inmerso y que me hacen elegir el
carácter fundamental de mi existencia.
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