Una
vida sin examen no merece la pena vivirse.
Sócrates
Busco una relación
del alma consigo misma, una conciencia de la cual pueda formar un enlace
espiritual intrínseco para conocerme y juzgarme de una manera segura e inefable
para lograr un nexo entre el aspecto teórico y moral.
El conócete a ti
mismo del oráculo de Delfos me dio a entender la importancia del conocimiento
personal en contraposición con el conocimiento del mundo externo y de los
otros. Como diría San Agustín que la relación del alma consigo misma es un
privilegio del que goza el hombre.
El autoconocimiento,
la observación que uno mismo se hace para no solamente es para saber cómo somos
o cómo aprendemos, sino más bien para lograr un grado de conciencia más amplio
y expandible.
“La
conciencia es aquí una relación de nosotros ante nosotros. Es la voz de nuestro
verdadero “Yo” que nos vuelve a
reconciliar con nosotros mismos para vivir productivamente, para evolucionar
con plenitud y armonía, es decir, para que lleguemos a ser lo que somos
potencialmente. Es el guardián de nuestra integridad, es la aptitud para
garantizar el propio “Yo” con todo el orgullo debido y, al mismo tiempo,
también para decir sí a uno mismo”
Erich Fromn
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